Te debo decir que en realidad eres el "doble" y no el original. La identidad que crees a tuya, tu ego, no es más que una copia pálida, una aproximación de tu ser esencial. Te identificas con este doble tan irrisorio como ilusorio y de pronto aparece el auténtico. El amo del lugar vuelve a tomar el lugar que le corresponde. En ese momento tu Yo limitado se siente perseguido, en peligro de muerte, lo que es cierto. Porque el ser auténtico terminará por disolver al doble. Nada te pertenece. Tu única posibilidad de ser es que aparezca el otro, tu naturaleza profunda, y te elimine. Se trata de un sacrificio sagrado en el cual deberás entregarte por entero al amo, sin angustia...
Fragmento de La danza de la Realidad, de A. Jodorowsky