En ellos, tienes diferentes opciones a escoger para hacer crecer o avanzar algo (una torre orgánica, un animal, una civilización, un planeta, etc.), pero dependiendo del orden en que realices las acciones será el resultado.
Son juegos de ensayo y error. Tienes que probar varias cosas hasta descubrir la serie de decisiones que te llevan al puntaje más alto y la secuencia final más colorida y brillante.
Juegos donde comienzas como conejillo de indias y terminas siendo un dios.
¿A que viene todo esto?
Porque el protagonista de mi último crush cinematográfico vive algo sumamente parecido, pero en primera persona.
Hablo de SYMBOL, filme de Hitoshi Matsumoto.
Me encanta encontrar películas como ésta, que son a la vez divertidas y provocadoras.
Si algo amo de los japoneses, es la capacidad que tienen de mezclar ideas aparentemente opuestas o inconciliables en resultados originales, creativos y únicos.
La trama empieza con dos historias que aparentan estar totalmente separadas, y que llegan a conectarse de la forma más inverosímil posible: por un lado, en un pueblo mexicano se nos presenta un luchador de lucha libre venido a menos y apodado Escargot-man, que defenderá su título contra un contendiente mucho más joven.
Seguidamente, la historia se traslada a una habitación totalmente blanca y de paredes infinitas. En ella, un hombre despierta confundido para encontrarse completamente solo y sin salida. Lo único que sobresale en la habitación es una protuberancia con forma de pene. Al tocarlo, innumerables querubines aparecen de las paredes para luego volverse a sumergir en los muros, dejando visible sólo su aparato reproductor.
Cada vez que el anonadado hombre toca uno de estos penes, aparece un objeto distinto en la habitación: cepillos de dientes, jarrones, historietas manga, sashimi, máscaras, etc.
De esta manera, este hombre (vestido con una pijama de burbujas rosadas y azules), tendrá que descubrir la secuencia adecuada para poder salir de su prisión blanca.
Como su nombre lo insinúa, SYMBOL es un filme que deja mucho a la interpretación del espectador.
Tratando de encasillarla de alguna manera, se podría decir que es una comedia fantástica surrealista. Y claro, esta definición ya es algo difícil de explicar.
La película es al mismo tiempo hilarante, irreverente, bizarra e impredeciblemente filosófica y metafórica.
Con una historia que sirve de pretexto para plasmar la serie de símbolos e ideas del director, y a las que no necesariamente se da una explicación y cuya recta final es un viaje cósmico-espiritual indescriptible que da paso a un desenlace totalmente abierto.
Una interpretación personal es que la historia plantea y crítica el desarrollo del ser humano en el papel que se ha auto-asignado como Dios del planeta y de todo lo que pueda controlar y modificar. Su etapa de aprendizaje, práctica y futuro.
SYMBOL es obviamente una película no apta para todo público, incluso puede ser molesta para algunas personas. Hitoshi Matsumoto es un director que sabe como sorprender, y en esta obra no sólo lo hace, sino que también divierte y te deja lleno de preguntas.
oye, me acabas de solucionar un ejercicio de diseño, gracias por el post!!!
ResponderEliminarQue impresionante
ResponderEliminar¡Con tan sólo leer me dan ganas de verla!
ResponderEliminarAhorita mismo me dispongo a ver el trailer.
¡Me parece magnífico México con algo tan representativo como lo es LA LUCHA LIBRE!
Muchos saludos Ed*
La ando bajando, de verdad este tipo de pelis son las mejores jeje
ResponderEliminarpues vi el trailer y con lo que dijiste me dio curiosidad
ResponderEliminarun besote!
habrá que echarle un vistazo
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